domingo, 11 de noviembre de 2007

Sed de antídoto


Creo que enfrascarme en los gemidos
desplegados por mi conciencia
ya no basta.
Creo que enfrascarme en los latidos del placer
solo sirve para incrementar el susurro de la falta.
Necesito el antídoto
que permita sacar el sudor de mi espalda,
el sudor infectado del orgásmico sinsentido
del agitarse y perderse entre las sabanas.
Necesito algo
que logre atravesarme
un roce, una lágrima
un verso dormido
un abrazo, un destello,
incluso espinas que den paso al dolor sereno.
He olvidado viajar por el torrente sanguinario
de quienes alumbran mi sendero
Necesito encantarme, justo allí
antes de saberme prisionero.