sábado, 4 de agosto de 2007

Verdugo


En capullo a quedado el aliento de tu querer
hoy arden frescas las rosas de las palabras en cada acción.
No pretendo aniquilar lo que la brisa otoñal despierta
pero he comprendido que en silencio puedo mantenerme despierta.
Tratar de amar es casi tan siniestro e irreal
como hacerle creer al silencio
que la lluvia pudiese limpiar
alguna vez su cuerpo
sucio de tiempo y espera.
Durante tu teatral mentira
saboreaste la calidez
temerosa y pálida de mi regazo.
Extrajiste el color violeta de mis ojos
presos de la melodía fresca
que habitaba en tus palabras disfrazadas
con la sangre cristalina de la inocencia.
Depositaste el veneno invisible
que hoy deja convertido en cenizas cada abrazo.
Desnudaste mi cuerpo exhausto
y lo abrigaste de protocolar encanto.
Derribaste las mascaras
que comían de mis manos
y lograste dejar instalado sobre mi canto
el arco iris que emanaba
de tu pecho entrelazado
secretamente en mi llanto.
Hoy eres y para siempre
verdugo que se desprende
con cada destello del natural verde.

1 comentario:

Gerth dijo...

Me encanto! O.O

... no se porque, pero hiciste volar mi imaginación... y tus versos, me cautivaron... no se si fue lo siniestro o lo compasivo, talvez fueron ambos...

victima de tus palabras